Cinéma-vérité
AÑOS DE TRANSFORMACION:
Causadas por la tiranía y la represión, surgieron posturas underground, apostando por la democratización de la comunicación. El cine pasó a ocupar un lugar privilegiado. Alberto Lattuada afirmaba como necesaria una reducción en el precio para que la democratización de la industria fuera posible. En lod años setenta colectivos de producción daban avances dentro de la democratización de la industria a través de producciones anónimas y eliminando la división del trabajo. Colectivos como el grupo Dziga Vértov, el grupo Medvedkine y el Grupo Dynadia o el que se autodenominaba Les Cinéastes Revolutionnaires Prolétariens también ofrecieron ejemplos de esta actitud ultrademocrática.
El principio de la selección natural penetra duramente en la conciencia de estos grupos. Destacamos en este momento a Jean Rouch con Les Fils de l’eau, Les maîtres fous; Moi, un noir. Rodaría con la colaboración de Edgar Morin Chronique d’un été, usando la cámara compacta KTM, de tres kilos de peso y el magnetófono portátil suizo Nagra. A esta experiencia se le conoce por cinéma-verité porque pretendía estudiar la personalidad y los conflictos de las personas de la película tras la pregunta inicial “¿Es usted feliz?”. Este tipo de cine se ha ido desarrollando y entre los mejores representantes encontramos a varios norteamericanos como Richard Leacock, Robert L. Drew, los hermanos David y Albert Maysles, Donn Alan Pennebaker, etc.
El nuevo utillaje audiovisual ha hecho posible el cine-ojo. Se han grabado los grandes problemas de nuestra época. Ejemplo de esto es la obra de Claude Lanzmann Shoah de 1985, que duró más de nueve horas.
Los avances no han podido ser obviados por el cine, que si en la época de los hermanos Lumiére se limitaba a ser un simple espectador ahora tiende a convertirse en partícipe.