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El cine en la Guerra Civil. La propaganda

El 18 de julio de 1936 tuvo comienzo la Guerra Civil española, primera confrontación entre el fascismo militarizado y la revolución popular armada, la cual también supuso un ensayo de armas y estrategias para la II Guerra Mundial. Centrándonos en el cine, cabe destacar que tanto en la I Guerra Mundial como en la revolución y guerra civil rusa, el cine era mudo. Así, la presencia del cine sonoro en este acontecimiento bélico es crucial, ya que es la primera vez que se utiliza el cine de forma masiva al servicio de la propaganda.

 

Durante la Guerra Civil, España queda dividida entre dos bandos, el republicano y el franquista, hecho que también cabe destacar en su producción cinematográfica. A su vez, el bando republicano también estaba subdividido, y, de igual manera, la producción, la cual era bastante heterogénea y diversificada.

 

La producción comercial de largometrajes se vio fuertemente afectada, puesto que el mercado se redujo debido a las divisiones de la sociedad, se dispersaron los profesionales por exilio o introducción en el ejército, falta de materiales y de inversiones privadas, etc.

 

Teniendo en cuenta lo anterior, es de esperar que el grueso de la producción bélica fue de carácter documental, propagandístico e institucional. Aún así, cabe resaltar que era muy habitual que las características de la ficción y del documental se fusionaran. En este panorama se formaron varios cineastas tan representativos como Antonio del Amo o Rafael Gil, entre muchos otros.

 

A continuación, se tratará la producción cinematográfica en función de los diferentes segmentos que tuvieron participación en la Guerra Civil:

 

El mayor volumen cinematográfico lo produjo la central anarcosindicalista CNT, la cual creó en Barcelona, en el comienzo de la guerra, una Oficina de Información y Propaganda. Ésta produjo, entre otras varias obras, el corto Reportaje del movimiento revolucionario en Barcelona, el cual sería utilizado posteriormente por la contrapropaganda del bando franquista al mostrar la violencia desmedida de los republicanos. La CNT se incautó y sindicalizó las más de 100 salas que operaban en Barcelona, que serán controladas por un Comité Económico de Cines. También se constituyó, en la misma ciudad, la productora y distribuidora SIE-Films.

 

La producción de la CNT fue dividida en varios apartados: uno con función cineperiodística, otro de propaganda, un tercer centrado en las películas o mediometrajes de complemento al largometraje de ficción, y uno último de películas base o largometrajes de ficción narrativa. Las dos primeras categorías son las que se consideraron más interesantes, y, en consecuencia, las más desarrolladas, cubriendo hechos como los avances de las columnas militares anarquistas dirigidas por Durruti. A medida que la guerra avanzaba, el poder de la CNT iba menguando, destacando el duro golpe que supuso la muerte del general nombrado, en cuyo recuerdo se creó el reportaje El entierro de Durruti.

 

Lo más característico de la producción anarquista fue su defensa de la necesidad de la revolución social a la vez de la lucha militar. En este punto se contraponen los comunistas, que anteponían ganar la guerra.

 

Pasando al panorama de los comunistas, este segmento, como ya se ha puntualizado, concentraba todos sus esfuerzos en ganar la guerra, con prioridad político-militar de inspiración soviética. La tesis del mando único militar (uno de sus principios) fue exaltada en obras como Mando único (1937), de Antonio del Amo, o Por la unidad hacia la victoria (1937), de Fernando G. Mantilla. Esta estrategia también fue adoptada por los socialistas y republicanos, en la cual se consideraba al enemigo como extranjero, para así focalizar la unión de todos los españoles. Sus primeras iniciativas cinematográficas surgen de la Cooperativa Obrera Cinematográfica, que importó y distribuyó films soviéticos y produjo documentales como Julio 1936.

 

Destaca Film Popular, con sede en Barcelona, siendo el primer centro de distribución peninsular alejado de los frentes de batalla. Practicó una política unitaria y no partidista al favor de la República, utilizando la técnica comunista de exaltar el mando único. Su función más importante fue la edición del noticiario semanal España al día. Junto a los documentales bélicos, también produjo reportajes civiles y didácticos que mostraban el civismo y naturalidad de la sociedad republicana, tachada de bárbaros por los franquistas.

 

En lo que corresponde a la producción gubernamental republicana, es preciso puntualizar que no solo comprende la del gobierno central, sino que también la de los autonómicos, destacando la de la Generalitat catalana. Como ya se ha tratado, adoptan el planteamiento estratégico de los marxistas.

 

Esta producción gubernamental fue dirigida por diferentes instituciones, resaltando la Subsecretaría de Propaganda dependiente del Ministerio del Estado, la cual creó unos breves films, llamados trailers, que tenían gran creatividad formal y transmitían consignas políticas de actualidad.

 

Las producciones más famosas son España 1936, España leal en armas y Sierra de Teruel/Espoir, producidas para influir en la opinión pública internacional y romper el bloqueo de la No Intervención. En cuanto a las distribuidoras y productoras, cabe destacar a la catalana Laya Films.

 

Por último, en lo que respecta a la producción de la España franquista, cabe destacar que, con el comienzo de la guerra que dividió a la península en los dos bandos, toda la infraestructura cinematográfica quedó en zona republicana. Por otro lado, en el bando sublevado solo quedaron los equipos que se estaban utilizando en el rodaje de dos películas en su territorio, El genio alegre y Asilo naval. Debido a esta escasez de equipamiento, los franquistas tuvieron que buscar apoyo en Lisboa, Berlín y Roma.


En los primeros momentos, Falange Española había tenido la iniciativa partidaria de la producción de su bando  al rodar Alma y nervio de España. También son resaltables Frente de Vizcaya y 18 de julio, en las cuales se da una versión franquista de la destrucción de Guernica en la que se culpaba a los republicanos. Aún así, la obra cinematográfica más importante del bando de los sublevados se considera que es el documental España heroica/Helden in Spanien (versión en alemán, puesto que fue rodada en Berlín). Esta es la producción cinematográfica por excelencia de la Guerra Civil, la cual fue diseñada específicamente para la propaganda.

Galicia:

 

Julio de 1936. Se tienen las primeras noticias sobre un movimiento de sublevación por parte de falangistas, legionarios y miembros del ejército en la ciudad de Melilla. Este movimiento revolucionario se expande rápidamente hacia la península.

Agosto. Se decreta un toque de queda que afecta al desarrollo normal de las salas de cine gallegas. Algunos de los salones de cine situados en pequeñas localidades cerraron sus puertas a la espera de que se aclarase el asunto nacional, mientras que en las ciudades se mantiene el programa habitual, aunque teniendo que suspender la sesión de las 22.30, por la ya mencionada Ley del toque de queda.

Septiembre. Numerosos cines se van incorporando a la rutina habitual. En Rivadavia la empresa del Cine España estrena la película La legión blanca (1934) de Irving Cummings. Una película norteamericana que narra la historia de las enfermeras del frente de guerra.

Octubre. En los cines se intenta disimular el verdadero colapso de los canales de distribución. Las nuevas películas permanecen en cartelera uno o dos días. Se vuelve recurrente la proyección de películas de hace meses. Las novedades se resumen en reportajes nacionales (En el frente de Asturias)

 

El año 1936 en Galicia fue el año 0 para a cronología que sigue el bando vencedor (falangista) en la guerra. La industria en Galicia quedó reducida a lo que podían dar de sí los sectores de distribución y exhibición. El cambio con respecto a la República comenzó con la revisión de proyectos que hasta el momento resultaba inocuos, así como salas cinematográficas.

 

Las productoras que continuaron funcionando durante la Guerra Civil tuvieron que trabajar casi cerradas o cerradas para traer novedades.

De las 11 distribuidoras que existían en 1935 en A Coruña, casi todas continuaron proyectando obras en depósito

Las salas que en los años 30 rechazaban las películas españolas, en este momento comenzaron a proyectarla, primero, por la escasez de contenido, y segundo, por demostrar su afinidad a la causa y a la Patria.

 

Se produjeron insólitas paradojas a consecuencia de la anómala situación.

 

En primer lugar, resulta asombroso la falta de una conciencia nacional gallega sobre la que consolidar la creación de una industria cinematográfica propia. La exhibición de filmes gallegos como Odio o Alala no abundó, en cambio estaban en auge las proyecciones nacionales.

En cuanto a las proyecciones rodadas en Galicia no podemos añadir nada, ya que no se hizo nada.

 

En segundo lugar, en los primeros años de la contienda se proyectaron numerosos largometrajes de carácter popular que más tarde serían prohibidos como El Bailarín y el trabajador (1935).

En 1937 se presentará en Galicia la novedad del cine en relevo. A su vez la UFA lanzaría una serie de películas agrupadas bajo el título de “Simpatía por España”, distribuirá documentales aptos para niños. La CIFESA presentará documentales propagandísticos como La conquista de Asturias.

En este grupo de cosas conviene destacar la importancia que adquirieron las cintas rodadas en el campo de batalla, como El frente de Aragón, Bilbao para España, Santander para España, En el frente de la ciudad Universitaria o La conquista de Castellón. Ninguno de estos reportajes fue rodado en Galicia, territorio alejado de las trincheras y con muy pocas alusiones a la intervención de los militares gallegos en la contienda. Cabe destacar de manera singular Milicias de Vigo en Mérida.

 

En los cines gallegos el precio de entrada a la sala cinematográfica tuvo que disminuir obligatoriamente y los horarios de las sesiones sufrieron numerosas turbulencias.

En esta situación tuvieron lugar dos sucesos de relevancia en dos ámbitos diferentes: en primer lugar, la aparición de la revista “ Radio y Cinema” de la cual salió publicado el primer número el 30 de marzo de 1938. La publicación de esta revista fue un hito histórico debido a que en momentos tan conflictivos editar una revista no parecía un negocio que pudiera tener éxito y que no sufriera de censura. Posteriormente por motivo de la guerra la cabecera se traslada a Madrid en 1940.

En segundo lugar, la creación de la “Xunta de Censura Cinematográfica”. Cuando comenzó la guerra las películas no podían ser exhibidas dentro de la zona nacional sin la previa autorización de los gobiernos. Esta xunta da censura tuvo sedes en Sevilla y en Coruña, que hasta una posterior unificación ejercieron una censura conforme a la Orden de 29 de abril de 1937.

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