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La Nouvelle Vague

LA CRÍTICA AL CINE DE QUALITÉ Y LA RENOVACIÓN GENERACIONAL:

 

En la década de los 40, encontramos dos tipos de cineastas y obras francesas (según los críticos cahieristas): los directores de qualité y los autores más personales y, en cierta medida, marginales. Algunos de los primeros autores son Claude Autant-Lara, Marcel Carné, Jean Grémillon, Yves Allégret, Jean Delannoy, André Hunnebelle, Julien Duvivier, Maurice Labro, Yves Ciampi, Louis Daquin o Henri Decoin. Se les echaba en cara que realizasen un cine que buscaba la aceptación del poder establecido, sin enfrentarse a la censura o evitando la realidad de la sociedad marcada por diversos conflictos (economía de posguerra, descolonización de Indochina o Argelia). Estos conflictos quedan al margen en favor de un cine que “privilegió el trabajo de los artesanos en detrimento de los artistas, no tuvo concesiones para los pioneros o para los experimentadores, o muy poco, y siguió amando, como durante la ocupación, las películas conjugadas en pasado, las adaptaciones de novelas y las biografías heroicas de artistas o de médicos. De los productores a los actores pasando por los técnicos del decorado, de la iluminación y del montaje, todos concurren a la legibilidad y a la elegancia de los recitados novelescos. Efectivamente, esto sí es cine de calidad”.

 

Es importante también el hecho de que el cine en Francia no experimenta una renovación en el plano estético, a diferencia del cine italiano con el neorrealismo.  Las críticas van dirigidas a un sistema que solo permite la entrada de directores con muchas horas de metraje a sus espaldas, lo que da como resultado que en 15 años de posguerra solo comienzan a dirigir sus obras noveles aquellos cineastas que ya rondan los 40 años. Con el paso del tiempo, las críticas a este cine elitista han dado paso a una mayor aceptación. Tenemos un segundo grupo de cineastas conformado por autores como Jean Renoir, Jena-Pierre Melville, Jacques Tati, Max Ophüls, Jacques Becker o Robert Brensson (respetados por los autores de la Nouvelle Vague).

 

Quizás, el factor decisivo del surgimiento de la Nouvelle Vague sea la renovación generacional. Entre 1958 y 1962 se contabilizan más de 90 autores que realizan su primer largometraje. Esta renovación se debe a la política de apoyo a nuevos creadores procedente del Estado y de la industria cinematográfica, quienes ven una mayor rentabilidad en los nuevos directores ya que sus producciones son más baratas y llaman más la atención del público (un ejemplo de esto son las películas de Roger Vladim con Brigitte Bardot como Y Dios creó a la mujer), que había dejado de ir al cine. Esto, sumado a la subida de los costes de producción, de lugar a una crisis en el cine francés. Así, los productores franceses comenzaron a apoyar a los jóvenes cineastas. Algunos eran: Jean-Luc Godar, Claude Chabrol, Jacques Rivette, Eric Rohmer o François Truffaut. Estos acabarían creando la revista de crítica cinematográfica Cahiers du Cinéma.

 

 

 

 

 

Algunos de los productores que les apoyaron fueron: Pierre Braunberger (productor de Buñuel y Renoir), produciendo a Truffaut, Godard y Varda entre otros; Anatole Dauman, quien, con Argos Films, promociono a Resnais y Godard; y Georges de Beauregard impulsando a Godard, Rivette, Varda, Demy y Chabrol, además de colaborar en España con Juan Antonio Bardem.

FACTORES DEL ORIGEN DE LA NOUVELLE VAGUE. LOS OPERADORES Y ROSTROS EMBLEMÁTICOS:

 

1959. Festival de Cannes. Los 400 golpes de François Truffaut es premiada y Hiroshima, mon amour de Alain Renais es presentada. Este momento es considerado como el nacimiento de la corriente de la Nouvelle Vague, movimiento muy efímero y de gran importancia para el cine francés posterior. Uno de los principales factores a tener en cuenta a la hora de hablar de esta corriente es su heterogeneidad, ya que es muy difícil encontrar una característica común. Pero podemos distinguir dos corrientes diferentes en este movimiento:

- Línea más experimental que congrega a directores como Godard, Rivette, Renais o Duras preocupados por el lenguaje cinematográfico que profundiza en la relación entre los sonidos e imagen, narración y memoria, pasado e imaginación.

- Línea convencionalista que propone una renovación temática utilizando elementos del cine clásico y que está representada por Truffaut, Malle o Chabrol.

 

Dentro del surgimiento de este movimiento hay que tener en cuenta diversos factores como:

 

1)El contexto del cine europeo. La Nouvelle Vague nace en la modernidad cinematográfica, época que vio surgir, el Free Cinema, el Manifiesto de Oberhausen alemán, el compromiso del Novo Cinema italiano, la renovación de las cinematografías del Este de Europa o el surgimiento del Nuevo Cine Latinoamericano. Además, se reivindica la posición del cine como forma de arte y se rompe con el cine clásico a través de la búsqueda de historias basadas en la realidad.

2)La Cinemateca y “Cahiers du Cinéma”. En 1946 se consolidó el cineclubismo surgido con la política del Frente Popular y los ámbitos de la Resitencia, Las publicaciones de cine ganan mayor importancia. Algunas de ellas son: L`Ecran français, Révue du Cinéma o Cahiers du Cinéma. Esta última es, quizás, la más relevante y se consagró como refugio de los cienastas de la época.

3)El cine norteamericano. Los autores de la Nouvelle Vague valoran el cine de Howard Hawks, Alfred Hitchock y John Ford, tanto siendo los espectadores como siendo críticos en Cahiers du Cinéma.

 

Cabe destacar que los directores de la Nouvelle Vague carecían de la formación técnica adecuada para llevar a cabo sus producciones, por lo que cuentan con directores de fotografía experimentados. Las primeras películas de Truffaut y Godard fueron fotografiadas por Raoul Coutard, fundamental en los travellings de Al final de la escapada. Henrie Decae se consiguió adaptar perfectamente a las necesidades de los nuevos autores, llegando a ser el preferido de cienastas como Truffaut, Chabrol o Malle. Por último, Néstor Almendros comenzó con Rohmer para trabajar con Truffaut y Barbet Schroeder.

 

La renovación generacional que provoca la llegada de los nuevos creadores de la Nouvelle Vague, se materializa en la renovación en el campo de la interpretación. Aparecen nuevos personajes que necesitan de nuevos rostros o de actores capaces de reinventarse y adaptarse a las nuevas demandas. Los personajes femeninos evolucionan de los estereotipos del cine francés a un modelo más cercano a los tipos cinematográficos femeninos de los años sesenta, que gozan de una mayor complejidad y diversidad. Tanto personajes masculinos como femeninos rozan la marginalidad o están dentro de ella. La forma de trabajar de la Nouvelle Vague encaja perfectamente con los nuevos intérpretes: Jeanne Moreau, Anna Karina, Jean-Paul Belmondo, Jean-Pierre Léaud o Brigitte Bardot. De entre todos, la figura más representativa es la de Jean-Pierre Léaud, cuya carrera estuvo marcada por sus trabajos con François Truffaut.

LA RUPTURA DE GODARD Y EL CINE DE TRUFFAUT:

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


 
Jean-Luc Godard, tras obtener su licenciatura, comienza a escribir críticas para la Cahiers du Cinéma y otras revistas de cine. Aunque pertenece a la Nouvelle Vague y colabora activamente en las películas de sus colegas como productor y actor, su propia personalidad le impulsa a labrarse su propio camino. Experimentó con muchos soportes, su cine posee una gran autoconciencia hacia el lenguaje, además de desarrollar un cine culturalista. Así, su obra representa la quintaesencia de la ruptura de la modernidad, desde la utilización heterodoxa que hace de los géneros a la transgresión de las reglas establecidas por la sintaxis fílmica. Su carrera se vio fomentada por la aparición de nuevas actrices como Anna Karina, Anne Wiazemsky, Maruschka Detmers, Myriem Roussel o Juliette Binoche.

Tras volver a París, Godard afronta su primer largo: Al final de la escapada de 1959, protagonizada por Jean-Paul Belmondo. Este es uno de los títulos más representativos y la obra que supone el establecimiento de la Nouvelle Vague. A partir de ahí, Jean-Luc realizó Vivir su vida, Una mujer casada, Alphaville o Pierrot el loco (profundiza en elementos vanguardistas retomando al héroe inconformista de su primera obra), todas ellas muy influyentes en su momento.

En su siguiente etapa parece renunciar al cine comercial en pos de experimentar con producciones en formato de vídeo de carácter menos político y más educativo, pero manteniendo la innovación desde un punto de vista normal. En este período encontramos películas como: Numéro Deux, Comment ça va? o France tour/Détour deux enfants, todas codirigidas por su nueva esposa.

En los últimos veinte años, la obra de Godard es una continua reflexión sobre el cine y sobre otros modos de expresión: junto a las películas convencionales, hay revistas, entrevistas filmadas, ensayos, cortometrajes, cine doméstico, etc,. Donde cada vez están más presentes la literatura, la pintura, la filosofía o la música. Toma trazos de obras literarias como Rey Liar, Pasión o Yo te saludo, María para realizar su propio comentario. Se podría decir que Godard cree menos en las imágenes y se muestra más pesimista respecto al futuro.

Por otro lado, tenemos que hablar de la figura de François Truffaut, un hombre que unió su vida al cine. Cuando André Bazin lo acogió y lo introdujo en Cahiers du Cinéma, se ganó el apodo de enfant terrible, al convertirse en uno de los críticos más agresivos de la crítica parisina. De su cinefilia compulsiva da cuenta a lo largo de sus películas, particularmente en La noche americana y en su libro de entrevistas a Alfred Hitchcock, auténtico texto de referencia no solo sobre el cineasta suspense sino también como modelo para comprender el proceso mismo de elaboración de las películas.

Como crítico, atacó duramente al cine de qualité y apostó por el cine comercial americano. A pesar de esto, Truffaut es el más convencional de los directores de la Nouvelle Vague, pues su crítica no arremete contra la tradición del cine clásico. A pesar de que pueda personificar la heterogeneidad de la Nouvelle Vague, Jean-Luc Godard le negó la categoría de cineasta y le criticó sus adaptaciones literarias. En 1979 funda la productora Les Films du Carrose y debuta como cineasta con Los cuatrocientos golpes, lo que da inicio a la Nouvelle Vague.


Sus películas combinan la comedia, el patetismo, el suspense y el melodrama.Dentro de su filmografía, aparte de la ya mencionadas, tenemos que destacar: Disparad al pianista (mezcla de farsa y suspense), Jules y Jim (una de las películas insignia de los años 60), La piel suave, Fahrenheint 451 (adaptación del libro de Ray 

EL CINE DE LA MEMORIA: ALAIN RESNAIS, AGNES VARDA Y ALAIN ROBBE-GRILLET

 

 

 

 

 

 

 


 

 

 

 

Alain Resnais, al contrario que muchos de sus colegas, se decanta por el cine que explora, comenta o indaga en la realidad en lugar de reproducirla. De esta manera, observamos en su cine un aire de documental que aplica a los hechos históricos, realidades sociales o a las descripciones más abstractas, pero no comparte la concepción de la narrativa ficcional de los cahieristas. Otro factor que lo distingue es su reinvidicacion del guionista y de los textos ajenos a la hora de rodar. Se ha concebido el cine de Resnais como un cine de la memoria por la manera que ha tratado temas como el Holocausto nazi, la lucha antifranquista, las bombas de Hiroshima y Nagasaki o la guerra de Argelia. Pero su tratamiento de elementos teatrales y su reflexión sobre el discurso fílmico lo ata a la Nouvelle Vague.

Destaca su labor en la realización de cortos por su innovación. Muestra de ello son: Las estatuas también mueren y Noche y niebla. Sus primeros largometrajes (Hiroshima mi amor, El año pasado en Mariebad) se caracterizan por mostrar las preocupaciones de la nueva nobleza francesa. Ambas son paradigmas del cine intimista, en el que se trata de que la voz y las imágenes reflejen la lucha entre la distancia emocional y las relaciones con otros. Además, hace uso de abstracciones estilisticas e intelectuales y técnicas de montaje distorsionadoras. Alain interroga sobre la cualidad y las consecuencias del tiempo y de la memoria, y su relación con las emociones humanas. Otras obras destacadas de Resnais son: Muriel, La guerra ha terminado, Providence o Mi tío de América.

 

 

 

En 1995, Agnes Varda rueda La pointe courte, película cargada con la esencia de la Nouvelle Vague. Posteriormente, dirige Cleo de 5 a 7 donde indaga sobre el lenguaje cinematográfico y haciendo que el tiempo de rodaje coincidiese con el tiempo en la película. También hay que mencionar Sin techo ni ley (reflexión sobre la percepción y la mirada), Jane B. par Agnès V. (combina el documental con imágenes de ficción) o Ulysse (indagación sobre el tiempo, la historia y el significado de la imagen mediante comentarios a partir de una vieja foto.

Alain Robbe-Grillet, es un cineasta que entró de forma tardía en la Nouvelle Vague, pero no significa que no tenga relevancia en esta. Sus inicios en el cine se dan con la escritura de El año pasado en Mariembad. Tras el éxito de critica de esta película, comienza a rodar historias de misterio y erotismo. Su largometraje L’homme qui ment está ambientado en la ocupación y hace un retrato de un miembro de la Resistencia que adopta distintos papeles, además de cuestionar las versiones alternativas de los hechos sucedidos. Por esto último, Robbe-Grillet trata uno de las cuestiones centrales de la Nouvelle Vague: la distorsión de la realidad que provoca el cine.

LOS "CUENTOS MORALES" DE ERIC ROHMER. OTROS DIRECTORES: JACQUES RIVETTER, CLAUDE CHABROL Y LOUIS MALLE.

 

 

 

 

 

 

 


 
 

 

 

 

 

Eric Rohmer es uno de los miembros fundadores de la Nouvelle Vague y durante seis años desempeña la labor de editor de Cahiers du Cinéma. Combinó la critica cinematográfica, la vida de profesor universitario, sus trabajos para la televisión y la realización de sus propias películas. Su cine es un cine austero. Equipo reducido, ausencia de estrellas, exteriores anturales, en 16 mm y con pocas tomas. Busca historias transparentes con personajes que cargan con la acción del drama, usando planos-secuencia y extensos diálogos. Asi, podemos decir que Rohmer busca huir del efectismo y de una puesta en escena muy elaborada en aras de la naturalidad con que ha de fluir la narración. Su obra se agrupa en grupos conocidos como: <<Cuentos morales>>, <<Comedias y proverbios>> y <<Cuatro estaciones>>.

La simplificación en la realización de sus primeros cortos le lleva al fracaso en su primer largometraje: Le signe du lion. Con el primer grupo antes mencionado, consigue superar su fracaso con una serie de relatos basados en la misma temática y con idéntico esquema: hombres y mujeres intentan analizar su propio comportamiento, el cual nada tiene que ver con sus acciones. A Eric no le interesan los argumentos ni los dramas tradicionales, sino los pequeños detalles de las relaciones y la psicología de sus personajes, prototipos de gente corriente, de su vida cotidiana y de sus relaciones amorosas. Algunas películas que forman este grupo son: La coleccionista, Mi noche con Maud, La rodilla de Clara o Amor después del mediodía. Tras realizar dos adaptaciones literarias apartándose de su cine más personalista, da comienzo a las << Comedias y proverbios>> con la película La mujer del aviador. A partir de ahí rueda largometrajes como: La buena boda, Las noches de la luna llena, Pauline en la playa o El rayo verde. Estas películas remiten unas a otras y la mostración de su anterior ciclo ha dado paso a la representación. En 1990, inicia el ciclo las <<Cuatro estaciones>> con Cuento de primavera, cuyas películas posteriores tienen los nombres de las demás estaciones.

 

 

 

 

 

 

 

El autor que, quizás, haya desarrollado una carrera más coherente con el espíritu de la Nouvelle Vague es Jacques Rivette. A lo largo de su escasa filmografía, podemos ver que ha mantenido la postura más experimental e intelectual de la corriente francesa. Comienza realizando cuatro cortometrajes antes de realizar Paris nous appartient, la cual fue un absoluto fracaso y, en buena medida, se puede tratar como una obra colaborativa entre los jóvenes cineastas de esta generación donde se plantea el juego de las apariencias y la imposibilidad de alcanzar la verdad. Tarda ochos años en volver a dirigir una película: La religiosa. Esta representa un discurso sobre la represión a la libertad y la alternativa de suicido

En 1967, rueda Renoir, le patrón, película hecha para televisión y dividida en tres partes, cuya segunda parte (conversación entre Renoir y Michel Simon) fue censurada por ser demasiada grosera. Por esto, Rivette retomó la temática social y a lo experimental de la primera etapa (L’Amour fou, Out One:Spectre y Celine y Julie). A pesar de los malos resultados comerciales, continúa tratando los mismos temas.

 

 

 

 

 

 

 

 

Claude Chabrol, comienza colaborando con Eric Rohmer sobre Hitchcock. Rueda su primera película, El bello Sergio, con la herencia de su esposa, siendo considerada una de las primeras películas de la Nouvelle Vague. Tras el éxito que supuso Los primos, comienza a producir las películas noveles de los cahieristas y de colaboradores suyos e inicia su carrera como director de gran producción. Dirige películas como Una vida doble, Les bonnes femmes, Les godelureaux, L’oeil du malin, Landrú y Ofelia. Esta primera etapa está conformada por ocho películas, la mayoría escritas por él mismo. Pero tras varios fracasos comerciales, Chabrol pasa a filmar policiacos comerciales. Con el paso del tiempo, volverá a realizar obras más personales y valiosas como pueden ser Las ciervas, La mujer infiel, Relaciones sangrientas, Inocentes con manos sucias, Prostituta de día, señorita de noche, Los fantasmas del sombrerero, El infierno o En el corazón de la mentira.

El cine de Chabrol se enmarca dentro del realismo irónico y destaca por su dirección de actores en enormes estudios de la dominación, la dependencia y las relaciones de poder dentro de la pareja. Sus retratos de la burguesía francesa de la época contaban con cierto punto de acidez y sarcasmo. El cinismo de los personajes es paralelo al que utiliza el director para describirlos. Su cine es cine de confrontación entre el campo y la ciudad, la barbarie y la civilización, el azar y la culpabilidad, el crimen y el castigo, etc.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

De la burguesía de la época, nació Louis Malle. Louis no tuvo una relación muy estrecha con los demás miembros de la Nouvelle Vague. Como varios colegas, comenzó su carrera realizando documentales como El mundo del silencio, premiado en el festival de Cannes. Esta faceta de documentalista le acompañará durante toda su carrera, hasta en obras de ficción. Sus primeras obras de ficción (Ascensor para el cadalso y Les Amants) se comienzan a vislumbrar temas propios de la Nouvelle Vague, aunque también se notan influencias de autores como Melville o Antonioni.

La película que lo une directamente a la Nouvelle Vague es Zazie en el metro, ya sea desde el punto de vista formal como desde su temática. De sus siguientes películas, donde Malle recrea su memoria personal, podemos encontrar films como: Un soplo al corazón, Lacombe Lucien y Adiós muchachos. Su última película, Vania en la calle 42, acaba con la tensión entre lo documental y la ficción, realizando una adaptación del ruso Antón Chejov.
 

BAJO EL SIGNO DE LA NUEVA OLA FRANCESA:

 

El cine jóven francés de los últimos años se agrupó en  “nueva ola” (nouvelle vague), término acuñado por una periodista en el semanario L’Express en el año 1957. Se resumen en una actitud crítica. Los defensores de este movimiento renovador y crítico se ponen a favor de los westerns y las comedias musicales y buscan dar prestigio al lenguaje cinematográfico. Gracias a la defensa que hacían del cine de autor, saltó a la fama Jeanpierre Melville que triunfaría con sus películas El silencio de un hombre y El círculo rojo.

 

 

 

 

 

 

Roger Vadim fue el primer autor al que aclamaron. Se dió a conocer junto a su mujer Brigitte Bardot, luciéndose en Y dios creó a la mujer. Su fama acabará al poco tiempo, aunque su esposa seguirá cosechando éxitos. Brigitte Bardot era una versión perversa de la síntesis entre la inocencia y el maleficio sexual. Vadim rodará en nuestro país Les Bijoutiers du clair de lune. En los años sesenta Marcel Carné rueda Les Tricheurs, en la que pretende retratar a la nueva juventud francesa, obteniendo un gran éxito comercial.

La última época de Godard era próxima al cine underground americano, tuvo poca difusión pública. Algunas películas de este momento eran Ven d’est, Lotte in Italia, Pravda y Vladimir et Rosa. No alcanzó gran éxito demasiado a su distanciamiento voluntario de la industria. En 1972 rodaría Todo va bien, en la que se representaba la ocupación de una fábrica por sus obreros.

François Trufaut cosecharía gran éxito con Jules et Jim. Después en La piel suave, que narra la historia de un adulterio entre una azafata y un intelectual mayor. La obra concluye con un crimen pasional. Otras de sus obras son El amor a los veinte años, Besos robados, Domicilio conyugal, La novia vestía de negro, La sirena del Mississippi y El pequeño salvajeA Trufaut debemos reconocerle su facilidad para crear mundos afectivos muy personales.

Para los autores enmarcados dentro de lo que denominamos la Nouvelle Vague, la cama era el centro del mundo, desde donde reflexionaban sobre la vida y sus problemas. Son problemas que esconden rasgos cínicos y problemas de pareja. Fuego Fatuo de Louis Malle, relata la historia de las últimas horas de un escritor alcohólico e impotente.

Resnais recurre al tema de la memoria en su obra. En su obra El año pasado en Marienbad cuenta una historia triangular, mezclando imágenes reales del presente con recuerdos e imágenes inventadas.Durante esta época se produce una revalorización del cine-montaje. Muriel y La guerra ha terminado son otras de sus obras. En la segunda habla de la crisis política y psicológica de un revolucionario español. En Te amo, te amo aborda los temas del tiempo y la memoria.

Costa-Gavras, realizador de origen griego, refleja en sus obras el cine policíaco y los conflictos políticos. La confesión y Estado de sitio hablan de la dictadura de los coroneles griegos en Z.

 

Lo que definió al nuevo cine francés fueron los esfuerzos en la inventativa formal de Alexandre Atruc con Une vie y Tres menos dos y Georges Franju con La cabeza contra la pared, Los ojos sin rostro, Relato íntimo. François Mauriac sacó a la luz la película Judex. Diderot filmó Paris nous appartient y Suzanne Simonin, la religieuse, la que tuvo un encontronazo con la censura.

Se produce una renovación del lenguaje cinematográfico, y se reafirmó el cine de autor, afinando y enriqueciendo las posibilidades de expresión de la lengua.

Se advierte una conexión entre la nueva ola y el movimiento de vanguardia de los años 20.

Jean-pierre Melville

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