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El cine en la Europa totalitaria.

Las aportaciones del cine europeo (1910-1919)

La recuperación industrial europea tras la I Guerra Mundial es lenta, creando una situación que no permite el máximo desarrollo del cine en la posguerra. Sin embargo, el cine francés mantiene su ritmo de producción por encima de la voluntad creativa de los empresarios de banca Paul y Pierre Lafitte a través de su productora la Sociedad del Film de Arte. Se crearon ciertos patrones en las historias y surgieron producciones a partir de las obras de grandes autores respaldada por los mejores actores de la escena francesa.

Charles Pathé hace frente a los Lafitte con su Sociedad Cinematográfica de Autores y Gentes de Letras, respaldado por numerosas filiales que su empresa está abriendo en otros países y en el mercado estadounidense. Pathé pone al frente de muchas de sus películas a Albert Capellani, director que planifica proyectos sobre las obras de Walter Scott (Quentin Durward,1910), Eugène Sue (Les mystères de Paris, 1911), Victor Hugo (Notre-Dame de Paris, 1911; Les miserables, 1913) entre otros, con quien colaboró Abel Gance; es decir, el alto volumen de producción de prestigio supuso su posición hegemónica.

Sin abandonar los intereses generales, domina el cine cómico sobre los demás, produciendo así películas con actores de la talla de André Deed. Entra en plantilla Pathé en 1906 (La course à la perruque) y después de asumir el personaje de Boireau en muchas de sus obras, lo abandona en 1909 para luego recuperarlo en 1912 en La vengeance de Boireau . Así, Deed se convertiría en director de más de 30 filmes.

Pathé también produce películas de otro actor, Max Linder, su trabajo en la productora ocupó toda la década llegando a participar en más de 150 películas, muchas de ellas escritas y dirigidas por él mismo. Max se ve en todo tipo de situaciones cercanas a la realidad de la época; su personaje era una caricatura ya que parecía pertenecer a una clase social alta cuando no hacía más que criticarla.

Más allá de la comedia, Pathé aborda con Ferdinand Zecca y con René Leprince, historias más realistas, dramas y melodramas en las que no faltan textos de Shakespeare o Pierre Sales, muchos de ellos protagonizados por Gabriel Signoret.

El cine francés no escapa a la moda de las series, destacando con anterioridad las dedicadas a Nick Carter, el rey de los detectives (Nick Carter, le roi des detectives, 1908-1910), Riffle Bill, el rey de la pradera (Riffle Bill, le roi de la prairie, 1908-1909) o Zigomar (1911-1913), todas dirigidas por Victorin-Hippolyte Jasset, sobre personajes popularizados por las novelas económicas.

Por su parte la Société des Etablissements L. Gaumont produce los seriales relevantes de la época con Louis Feuillade a la dirección que llevaba historias de la calle al cine, consiguiendo conectar con el espectador. Asume el encargo de Les septs péchés capitaux, 1910  y dirige varias series de películas en torno a personajes como Bébé, Oscar o Bout-de Zan, dedicadas a temas cotidianos aprovechando la puesta en escena para que los personajes den sentido a la historia y un ritmo interno mayor debido a la planificación segmentada. Triunfaban los melodramas y los dramas de procedencia literaria, el cine de acción y las cintas cómicas.

Sin embargo no llegaron lejos ya que los espectadores no estaban convencidos del fondo moral y conservador de las tramas. Debido a esto, Gaumont abandona los cuadros de la vida para crear series, siendo su primera aportación Fantômas (1913) a ala que siguen otras series con famosos actores como protagonistas. La narración de estas historias era sencilla y eran los propios personajes los que tejían las historias. Planos fijos, espacios limitados y decorados sencillos.

Destaca Léonce Perret que desarrolla una inmensa actividad en Gaumont destacando series con el personaje Léonce, que interpreta él mismo. A partir de 1917, comienza una nueva etapa en el cine estadounidense.

Resulta llamativo el trabajo de Émile Cohl, maestro de los dibujos animados, iniciado en la Gaumont con películas como Fantasmagorie (1908) con simples figuras de trazo blanco de tiza. Se pasará a la Pathé, y luego a Eclipse y Eclair, de donde pasará a EEUU y a trabajos publicitarios y finalizando su producción con Fantoche cherche un logement (1921).

La guerra paralizará toda la producción durante unos años y las escasas películas no son de gran interés, sólo las que conservan una temática de posguerra. Surge un grupo de nuevos directores que proceden de la crítica. André Antoine, Abel Gance o Marcel´L’Herbier son algunos ejemplos.

El cine italiano se consolidó como otra de las industrias más activas construyendo un universo ambientado en la época romana y que más tarde sería referencial para otras cinematografías. Spartaco (1912) de Giovanni Enrico Vidali, de la Pasquali Film o las películas de Enrico Guazzoni , son filmes épicos que atraían al público de la época.

Quo Vadis? (1912) con una puesta en escena muy llamativa que hace que sea un éxito en taquilla.

Cabiria (1914) de Itala Filma, sorprendente para la época por su puesta en escena, sus efectos (gracias al español Segundo de Chomón) y sus recursos lumínicos.

Ambos filmes se propagaron por todo el mundo con taquillas excelentes. Influirían también en Griffith para el episodio sobre Babilonia de Intolerancia.

Aprovechando el tirón del cine histórico -el peplum-  se produjeron muchas más películas del estilo, pero solo se confirmó que el público no se conforma con historias parecidas repetidas una y otra vez.

Se introduce el drama en el cine italiano destacando la figura de las divas, mujeres apasionadas, que son derrotadas por su ambición.

Son años en los que predomina la sensualidad de la mano de actrices como Lyda Borelly, Francesca Bertini o Leda Gys.

El cine estadounidense consigue imponer su hegemonía mundial, mientras el cine italiano sigue produciendo películas protagonizadas por divas sin darse cuenta de que la tendencia mundial sigue otros caminos.

El cine alemán se vio sometido a las repercusiones del mercado nórdico. Guido Seeber construye el primer Estudio cinematográfico alemán al que invitó a la actriz Asta Nielsen y a su marido con la intención de rodar varias películas. Luego se produce un primer encuentro entre Paul Wegener y Stellan Rye que firman Der student von Praga (1913) donde ya se veía su interesante concepción artística en el tono gótico de las luces y su visión del espacio, que les permitían crear una atmósfera fantástica e innovadora surgida del mundo interior de los personajes.

La segunda película de Wegener El Golem (1915) un monstruo de barro creado en el siglo XVI que revive en diferentes épocas para ayudar a los judíos.

Cuando termina la guerra, la industria alemana se recupera rápidamente ayudada por la UFA (Universal Film Aktiengesellschaft) empresa de financiación mixta que se convierte en el motor del cine alemán.Apuestan por los países neutrales y surgen nuevos directores como Ewald André Dupont o Fritz Lang.

Los primeros ejemplos de terror cinematográfico parten del expresionismo, fruto de la alemania de posguerra. Llegan películas como Das Cabinett des Dr. Caligari (1919) de Robert Wiene en que se representa el drama de la sociedad germana mediante un manicomio.

Su aportación no sólo se reduce a la trama si no que también engloba la puesta en escena, que mantiene al espectador atento a la pantalla en todo momento.

Deutsche Vitaskop GmbH produce la serie Arsène Lupin contra Sherlock Holmes (1910). Años después, Deutsche Bioscop produce la serie más famosa durante el conflicto Homonculus (1916). Erich Pommer crea Decla, que será absorbida por Bioscop y más tarde por la UFA.

El austríaco Joe May dirige y produce numerosas películas como las cuatro entregas sobre Stuart Webbs y colaboraciones con Fritz Lang.

Uno de los actores más representativo en Werner Krauss, que junto con Reinhardt fueron los auténticos padrinos teatrales y cinematográficos de Emil Jannings, siendo sus primeros papeles, los interpretados en Passionels Tagebuch (1914) y Arme Eva (1914). Algunos de los nombres más relevantes del cine alemán comienzan a consolidar su carrera en películas de distinta entidad, asegurando así una sólida base para el desarrollo del cine de su país.

Antes de la guerra mundial el cine británico se encuentra controlado por las productoras francesas. Triunfa el material importado y  la industria del cine inglesa apenas destaca frente a los contenidos estadounidenses. En cuanto se firmó la paz, las multinacionales estadounidenses se hicieron con el control de casi toda la industria y el negocio.

La producción es impulsada por firmas como Bulldogg, The London Film Company y Broadwest Film Company.

Será William G. Barker quien realice Henry VII (1911) y otras muchas películas de temática variada. Se producen películas sobre Sherlock Holmes y clásicos de Charles Dickens y Shakespeare adaptados.

Triunfa la producción extranjera en estudios ingleses.

Se aprueba en 1909 la Cinematograph Act, que comenzó asegurando a los espectadores de materiales inflamables y terminó siendo un método de censura de gobierno aunque nada comparable a la establecida por la British Board Film Censors

Ole Olsen funda en Dinamarca la Nordisk Film Kompagni, especializada en melodramas y haciendo surgir el cine de temática sexual que provoca rechazo en la sociedad.

Cabe destacar la primera película de Stellan Rye Der Verführte (1913).

En Rusia, Aleksandr Khanzhonkov, uno de los empresarios más activos de la época, produce numerosos documentales debido a todos los acontecimientos de la época como revoluciones o huelgas.

A partir de 1917, con la subida de los bolcheviques al poder, se considera el cine soviético como referencia indiscutible para el mundo. A su vez, el cine soviético se nutrió de las dos grandes aportaciones de Griffith.

Los empresarios comenzaron a emigrar de Rusia dejando al país en una situación devastadora.

 

En muchos países, la industria se va abriendo paso poco a poco con la recuperación económica y se potencia las creaciones propias.

Destacan en estos años Mihály Kertész y Sándor Laszlo Korda.

La consolidación del cine europeo (1920-1929)

 

Grandes nuevos directores con ideas innovadoras aparecen en los años veinte creando una corriente de cine mucho más cultural que la propuesta estadounidense.

La recuperación del cine francés fue lenta, aunque la apuesta renovadora triunfa por bastante tiempo, respaldada siempre por la crítica cinematográfica.

Dulac triunfa con películas como Malecontre o La souriante madame Beudet, sin embargo, se ve obligado a hacer cine más comercial.

Son años en que nacen las vanguardias, en ellas destacan Fernand Léger, como cubista o Man Ray como dadaísta.

Riqueza expresiva, intensidad visual, innovaciones técnicas y discurso en permanente diálogo, sobre todo en Napoleón.

La situación económica repercute en Italia y las películas se repiten al igual que los actores y  la audiencia decae. Ya no solo se trata de tener una industria, sino también de convencer al espectador. La falta de producción propia hizo que solo se exhibiera cine extranjero.

Ante el desinterés de los espectadores británicos por el cine propio y los demás problemas socioeconómicos, el Gobierno aprueba la Cinematograph Film Act que protegía el cine inglés, por tanto, todos los productores y distribuidores tuvieron que invertir en el cine nacional y el espectador comenzó a verlo con malos ojos.

Entre los directores más destacados se encuentra Graham Cutts y Alfred Hitchcock, que inicia su trayectoria personal con The Pleasure Garden.

El cine surgido de la revolución rusa dio paso a numerosas aportaciones teóricas como el ‘cine ojo’.

Lev Kuleshov impulsa una sección en la Escuela de Cine de Moscú, el plano en sí mismo no significaba nada, lo que aportaba la información era el montaje.

La Fábrica del Actor Excéntrico se alejó completamente del cine ojo y de las aportaciones de Kuleshov llegando a ser considerado una potencia vanguardista.

Pudovkin estrena La madre en 1926 y El fin de San Petersburgo.

La aportación revolucionaria de Eisenstein al cine se resume en La huelga, El acorazado Potemkin y Octubre.

En Dinamarca destacan Benjamín Christensen y Carl Theodor Dreyer que consolidan sus respectivas carreras de una manera singular.

La producción alemana de esta época destaca tanto por su contenido como por la calidad del mismo, potenciando las vanguardias y haciendo que grandes artistas quieran emigrar a EEUU. Surge la Nueva Objetividad que se centra en temas realistas que abordan inquietudes culturales e intelectuales.

A medida que producen sus películas van mejorando el aspecto técnico y dominan los recursos expresivos que ofrece la imagen. Destaca también la película animada Las aventuras del príncipe Ahmed de Lotte Reiniger.

El cine sonoro se extiende por Europa (1930-1939)

La situación política en Europa es inestable y sufre las consecuencias del crack del 1929.

El ambiente violento beneficia enormemente a EEUU, que soporta la demanda de todo el mercado.

Cada país hace frente a sus limitaciones y busca salidas para organizar su propia industria.

Hitler es proclamado Canciller del Reich y sus medidas son totalitarias.

El ángel azul (1930) de Josef von Sternberg se dice que es la primera película sonora europea, que constituye un monumento creativo. Pabst dirige Cuatro de infantería, sobre la I Guerra Mundial. y Carbón sobre la tragedia de la mina en 1906.

Fritz Lang  irrumpe en el cine sonoro con M, el vampiro de Düsseldorf sobre un psicópata.

En 1933 llega Hitler al poder y aprovecha el poder del cine para promover su forma de gobierno y expandir su propaganda. La censura está muy presente en esta época y con ella, la represión y consecuente fuga de directores, actores y técnicos. El triunfo de la voluntad utiliza imágenes reales para crear el mayor documental propagandístico de la historia del cine.

En el cine británico se obligó a restringir los presupuestos, dando lugar a una gran cantidad de películas de baja calidad. Es vital la presencia de productoras estadounidenses en suelo británico.

Productores como John Maxwell harían que los actores ingleses llegasen a tener gran fama.

Alexander Korda produce La vida privada de Enrique VIII que logra el Oscar a mejor actor.

Gracias al sonido, las historias se llenaron de diálogos sugerentes y de suspense y picardía.

Carol Reed produce su primera película Sucedió en París.

La conversión francesa al sonido fue un fracaso debido a la falta de patentes propias de calidad, al hundimiento o reestructuración de las productoras de cine mudo y a la falta de capital privado. Comenzó a andar en 1929 con Le collier de la reine.

En este momento la creatividad cinematográfica bebe de corrientes como el surrealismo.

Renoir rueda Toni y El crimen de Monsieur Lange en pleno cambio político.

La implantación en Italia es lenta y potencian el cine por los mismos motivos que Alemania.

En el resto de Europa destaca el ucraniano Alexander Dovjenko, Shumyatski, el realismo positivo de Máximo Gorky o Sergei y Giorgi Vasilyev.

Destaca el cine portugués con productoras como Lusitania Films. Nacen creativos de la talla de Leitão de Barros, Reinaldo Ferreira o Manuel Luis Vieira, que pronto se convertirían en referentes del cine en Portugal.

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